La infancia y la adolescencia son etapas del ciclo vital determinantes en la construcción del ser humano adulto. Los contextos familiares, sociales y educativos en que se insertan los procesos evolutivos condicionan la configuración del psiquismo humano.
En las últimas jornadas de nuestra asociación compartimos la preocupación y el interés de ocuparnos en la reflexión acerca de la situación de malestar psíquico que está afectando a los niños, adolescentes y jóvenes en estos últimos años.
Las transformaciones sociales que experimentamos en nuestro tiempo son profundas y vertiginosas. Los cambios en los modelos familiares y de crianza, las nuevas formas de relación y comunicación, los modelos de referencia que se hacen presentes, etc.,
son elementos que, como siempre, tienen su impacto en el modo en que vamos a desarrollar nuestra identidad y nuestras capacidades para el afrontamiento de las vicisitudes de nuestra existencia.
Lo cierto y verdad es que advertimos una delicada situación en la salud mental infanto-juvenil (el aumento de la incidencia de autolisis e intentos de suicidios es un indicador alarmante) sobre la que merece la pena enfocar nuestra atención, con el propósito de explorar intervenciones y acompañamientos humanistas eficaces.
Nos interesa acercarnos a la realidad. Y poner al servicio de nuestro análisis la mirada axiológica para detectar cómo se está armonizando o distorsionando la estructuración de lo intrínseco, extrínseco y sistémico en el psiquismo de los niños y jóvenes de nuestro tiempo.
Esta es la invitación desde nuestra asociación. Con el deseo de que la reflexión y el debate compartido puedan arrojarnos luz en nuestra intervención cotidiana.